La piroplasmosis es una enfermedad común transmitida por garrapatas en los caballos. En algunos casos, el caballo puede permanecer asintomático, pero en las formas más graves, la piroplasmosis puede causar la muerte del caballo en 48 horas.
¿Qué es la piroplasmosis?
La piroplasmosis es transmitida por garrapatas que portan los 2 protozoos (microorganismos unicelulares) responsables de la enfermedad: Babesia caballi o Theileria equi. Esta enfermedad parasitaria del caballo se transmite cuando una garrapata pica, a través de su saliva. Sólo se transmite a través de la saliva de las garrapatas, por lo que los caballos afectados no pueden contagiarse entre sí. También puede afectar a otros animales, así como a los humanos. En la mayoría de los casos, los caballos son portadores sanos de la enfermedad y pueden no desarrollar síntomas durante mucho tiempo. Sin embargo, la piroplasmosis puede desencadenarse cuando los protozoos comienzan a multiplicarse en la sangre del caballo y, por tanto, provocan síntomas de fatiga.
Las garrapatas abundan sobre todo en primavera y otoño, en el sotobosque o en las lindes de los bosques, por lo que debes estar especialmente atento e inspeccionar regularmente a tu caballo si vive en el prado o sale a pasear por el bosque.
¿Cuáles son los síntomas de la piroplasmosis?
La piroplasmosis puede ser difícil de diagnosticar porque, en su forma más leve, el caballo puede mostrar simplemente síntomas de fatiga, pérdida de peso o de apetito, que pueden ser síntomas de muchas otras enfermedades del caballo.
En sus formas más agudas, la piroplasmosis puede afectar sobre todo al potro (lo que se conoce como piroplasmosis neonatal), que presentará anemia, fiebre y decoloración amarilla de las mucosas (que también estarán salpicadas de pequeñas manchas rojas). En el caso de los caballos adultos, los síntomas de la piroplasmosis son numerosos: fiebre de más de 40° (que hace sudar mucho al caballo), descenso brusco de la energía, anorexia (por pérdida de apetito), coloración amarilla o congestión de las mucosas, edemas (en las extremidades o sobre los ojos), presencia de sangre en la orina, aumento de la frecuencia cardíaca y/o respiratoria, deshidratación o incluso una posición recostada del caballo (que está demasiado débil para levantarse).
¿Qué tratamiento?
Para diagnosticar la piroplasmosis, se observará un frotis de sangre bajo el microscopio en la clínica para mostrar los piroplasmas en los glóbulos rojos. El tratamiento más utilizado es el imidocarb. En caso de infección por el protozoo Babesia caballi, su veterinario le administrará 2 inyecciones de imidocarb con 24 horas de diferencia. En el caso de la infección por Theileria equi, el tratamiento consistirá en 4 inyecciones a intervalos de 72 horas, ya que esta forma es más resistente. Sin embargo, la erradicación de la piroplasmosis no está garantizada al final del tratamiento, aunque los signos clínicos puedan desaparecer. Por lo tanto, es importante ser consciente de las posibles recaídas. También hay que tener cuidado con los efectos secundarios del imidocarb, que puede provocar cólicos. Como el tratamiento es bastante pesado para el caballo, es importante no dudar en complementarlo con vitaminas, minerales y aminoácidos para estimular la producción de glóbulos rojos.
En los casos graves, el caballo puede ser colocado en un goteo para rehidratarlo o ser transfundido si la anemia es demasiado grave. Tras el tratamiento, el caballo debe descansar durante al menos un mes.